martes, 26 de julio de 2011

Anatomía del dolor propio.

A lo largo de la vida pues se habla de muchas cosas, muchas modas, que si el final de una famosísima película de un chico que hace magia, que si la muerte de una famosa cantante que no administró bien su vida, que si critican a un joven cantante por lo que sea que la gente le tenga tanto odio.. luego está la opción de mantenerse al margen y no opinar sobre ciertos temas escabrosos o escatológicos porque no conviene posicionarnos de manera pública las ideas propias que queremos defender para no meternos en terrenos de moral resbaloso.
Lo único que no pasa de moda es nuestra propia vida, la historia que vamos marcando de forma propia pero a la vez afectada por los actos ajenos a nuestra conducta que nos hacen cambiar las tramas que teníamos previstas narrar más adelante. Hay hechos que de forma categórica y ajenas a nosotros nos harán cambiar: el abandono de un amigo, las encrucijadas sentimentales, los inconvenientes a la hora de acceder a un determinado lugar, etc.
Luego observamos que la vida tiene pilares, pilares como la amistad, el amor, los estudios, el trabajo, la familia y demás. Es preocupante cuando uno de los pilares empieza a tambalear.. y cuando empiezan a tambalearse más de uno entonces llega a ser preocupante, hasta el punto de llegar a preguntarnos que será de nosotros en un futuro en esta basta y larga vida.
Una vez dije que las situaciones no marcan nuestro estado de ánimo, lo que define cómo estamos es lo que pensamos sobre las situaciones.. pero cuando hay situaciones realmente jodidas donde no hay por donde encontrarle lo bueno entonces nos dejamos dominar por el dolor de la realidad sumamente mala, jodida, cabrona, llegando a la conclusión de un odio haica uno mismo por administrarse tan mal y un odio a la vida por no dar tregua nunca, siempre dejándonos de regalo un contratiempo.

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